Casi todas las catedrales y monasterios
de Inglaterra se construyeron sobre "suelo sagrado", ya venerado como
lugar de culto por los pobladores prehistóricos del reino insular. Si
hoy queremos visitar las antiguas iglesias, en muchos casos no
encontraremos más que ruinas en medio de parques asilvestrados. Entre
las pocas construcciones que han resistido la decadencia del tiempo
están las catedrales de Salisbury (Wiltshire) del siglo XIII y la de St. David (Gales), cuya edificación se inició alrededor de 1180.
La destrucción y desamortización de las propiedades eclesiásticas -y la consiguiente persecución de sacerdotes y monjes- tuvieron lugar durante el reinado de Enrique VIII (1491-1540), quien se rebeló contra el poderoso papa León X (1475-1521), el mismo que excomulgó al reformador Martín Lutero. Para no tener que someterse a la jurisdicción papal, el rey de Inglaterra fundó su propia iglesia, la anglicana, nombrándose él mismo jefe supremo de la misma.
La destrucción y desamortización de las propiedades eclesiásticas -y la consiguiente persecución de sacerdotes y monjes- tuvieron lugar durante el reinado de Enrique VIII (1491-1540), quien se rebeló contra el poderoso papa León X (1475-1521), el mismo que excomulgó al reformador Martín Lutero. Para no tener que someterse a la jurisdicción papal, el rey de Inglaterra fundó su propia iglesia, la anglicana, nombrándose él mismo jefe supremo de la misma.
LA LEGENDARIA CASA DE DIOS
La llanura en torno a la antaño floreciente ciudad de Sarum, junto al río Avon, que hoy forma parte del término municipal de Salisbury, es uno de los territorios más cargados de historia de Gran Bretaña. Poblado hace ya más de 7.500 años, apenas otro lugar de las islas británicas ha sido objeto de tanta planificación como New Sarum, que en el siglo XIII sustituyó a Old Sarum, situada tres kilómetros al norte. En el centro de ambas poblaciones había una iglesia. La vieja catedral se hallaba en un sitio húmedo y frío, donde según los testimonios escritos de los monjes pululaban también los espíritus de antiguos moradores.
Cuenta la leyenda que con ánimo de buscar un lugar adecuado para una nueva catedral, un arquero de Old Sarum disparó una flecha. En el lugar en que cayera el proyectil debía surgir el nuevo centro cristiano de Sarum. La flecha se clavó en un ciervo que se arrastró hasta un terreno de la Iglesia antes de caer muerto.
Los habitantes de Old Sarum siguieron a su obispo y construyeron sin interrupción, entre 1220 y 1258, justo en el sitio en que murió el ciervo, la catedral de St. Mary, una de las catedrales inglesas de estilo gótico temprano más nítido. Alrededor de St. Mary, y diseñada en la mesa de dibujo, surgió New Sarum. La construcción del templo, con su torre de 123 m. de altura (la más alta de Inglaterra), resultó muy costosa y solo pudo financiarse gracias a las manufacturas textiles de Salisbury, que en aquel entonces estaban en pleno auge.
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